lunes, 1 de diciembre de 2014

Burbuja Bursátil del Sistema Capitalista


Para entender el Crack del 29 tenemos que remontarnos a los felices años 20, una época de prosperidad económica y aparente estabilidad en la que Nueva York se había convertido en la cuidad mas importante y Wall Street en un referente mundial para los centros financieros. 
Poco antes, Estados Unidos había entrado en la Primera Guerra Mundial como principal productor y exportador de alimentos. Los agricultores, viendo como crecían sus beneficios solicitaron préstamos a los bancos con los que mejorar aún mas la productividad de sus tierras estando seguros de que podían hacer frente a sus hipotecas ya que los beneficios estaban asegurados. Pero el fin de la guerra supuso el fin de la demanda de productos, que provocó la bajada de los precios debido al desajuste entre la demanda europea y la oferta estadounidense. Los agricultores, viendo que no podían hacer frente a sus créditos, abandonaron el campo y se trasladaron a la ciudad.
A pesar de la crisis por la que atravesaba el campo, la bolsa parecía ajena a todo ello. Se compraban y vendían acciones a bajo precio para venderlas cuando se cotizaban más altas. La gente compraba y vendía acciones, y, si no tenían suficiente dinero, se lo pedían al banco avalándolo con las acciones. 


El día jueves, 24 de octubre de 1929, también conocido como Jueves Negro, la Bolsa de Nueva York se hundió y arrastró consigo a la ruina a miles de inversores desatando una crisis que condujo a la depresión de los años 30. A la forma fácil de ganar dinero con la especulación bursátil se le unía la especulación urbanística que provocó un bum inmobiliario. La crisis no se limitó a EEUU, las potencias europeas fueron arrastradas detrás ya que estaban muy unidas al sistema económico estadounidense.
Durante los meses precedentes se percibieron signos de estancamiento en el mercado de valores. Una semana antes del crack se llevaron a cabo ventas de acciones superiores a lo normal. 

El 21 de octubre esas ventas se incrementaron, pero fueron contrarrestadas por las compras que realizaron las grandes entidades bancarias.
Ese 24 de octubre se pusieron a la venta 13 millones acciones sin que las compras fuesen significativas. El temor y la preocupación provocaron que a mediodía de dicho jueves miles de personas que habían invertido fueran intervenidos por la policía para desalojar la Bolsa. El 29 de octubre el descenso continuó imparable a pesar del esfuerzo de los bancos por evitar el desplome. El intento fracasó y supuso el hundimiento de la bolsa arrastrando consigo a todos los inversores entre los que hubo corporaciones financieras y bancarias. Mas de un millón de familias quedó en la ruina ya que todos sus ahorros habían sido invertidos y habían contraído créditos e hipotecado sus casas con la finalidad de adquirir unas acciones que habían perdido la mayor parte de su valor. 



Muchas entidades de crédito no pudieron hacer frente a la retirada de ahorros por parte de sus clientes, por lo que vendieron sus propias acciones con el fin de obtener liquidez, acentuando la caída del mercado, y finalizando en su quiebra.


El crack de la Bolsa de Nueva York fue el origen de la mayor recesión económica que ha sufrido el sistema capitalista. 




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